En un hospital universitario en Gotenburgo (Suecia), una niña de 10 años ha recibido un trozo de vena cava construida con sus propias células madres extraídas de su médula.
A partir de una vena de un donante, se «lavan» las células del donante conservando solamente un esqueleto estructural que se puebla con las células madre del paciente. La ventaja es que no existe rechazo y no hay que utilizar inmuno supresores.
La paciente recibió un implante de 10 cm. que al cabo de varios meses se estrechó y fue reemplazado por otro construido con la misma técnica.
Fuente: http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736%2812%2960633-3/fulltext